18 Mar El rural en el centro del primer microespacio de Cultura y Ciudadanía
El Ministerio de Cultura inaugura una nueva sección dentro de los encuentros de Cultura y Ciudadanía
Fran Quiroga modera este nuevo Microespacio centrado en el rural y los intercambios e intersticios culturales con lo urbano
Cultura y Ciudadanía (CyC) es un programa que tiene como objetivo promover la participación ciudadana en cultura. Lo hace a través de un gran encuentro anual en Madrid y otro en el rural. Además de desarrollar investigaciones colectivas -libros bancos y manuales-, publicar algunos textos y realizar mapeos. La última versión de CyC es un microespacio: un debate en pequeño formato sobre un tema concreto que reúne a varios especialistas.
Estos microespacios se han inaugurado con el diálogo rural-urbano en el centro: intersticios y caminos de ida y vuelta desde el pensamiento y la acción cultural y artística. ¿Cómo puede la cultura ejercer de puente entre una y otra? ¿Cómo puede el arte mejorar la vida en el rural? ¿Cuál es la cultura del rural?
Junto al coordinador del evento Benito Burgos y el moderador Fran Quiroga, se han sentado en el debate la ganadera María Montesino, Amelie Aranguren y Fernando García-Dory del Centro de Acercamiento a lo Rural (CAR), sede de Campo Adentro en Madrid, Coco Moya de la Red de espacios artísticos en el medio rural El Cubo Verde; Jorge Gallardo y Francisco Esquivel del programa de residencias Bee Time y la Comunidad de Apicultura Apijanda (Vejer de la Frontera), Manuel Cebral de Alg.a Laboratorio y filósofo y Alicia Puleo, Filósofa ecofeminista profesora de la Universidad de Valladolid. En intervenciones intermitentes han presentado sus proyectos y posturas tratando de responder a algunas de las preguntas lanzadas por los moderadores.
El diálogo entre el rural y la urbe no puede darse si no se adopta una fundamental actitud de escucha: la urbe debe retirarse para que el rural logre autodefinirse y empoderarse. Desde el franquismo y a lo largo de la transición se ha alimentado un estereotipo paleto del campesinado que ha sido enfrentado a una impostada intelectualidad de la urbe. Se ha negado la cultura propia de los espacios rurales, por lo que desplazar la producción cultural a los espacios periféricos no urbanos puede constituir una colonización indeseable de estos espacios.
La contemporaneidad no son unas prácticas concretas, sino un presente que sucede. Y también sucede en el rural, aunque sea de otra manera. Una no hegemónica, en que el trabajo manual, comunitario y femenino han tomado un protagonismo muy importante.
Se impone por tanto, de inicio, un trabajo a largo plazo con comunidades, que no sea un simple OVNI que aterrice y extrañe, sino que surja de manera orgánica y nos permita ver la densidad de la problemática. No vamos a resolver con una obra de teatro los problemas de movilidad física y de conocimientos que el rural vive desde hace años, la escasez de recursos laborales o de dotaciones públicas… habremos de conocer los problemas de los comunales, el lobo o la PAC, por ejemplo, pero tenemos que conocerlas para entender y mejorar la problemática real del rural. Sólo si ponemos la vida en el centro y tratamos de hacerla más sostenible como propone el ecofeminismo, podremos hacer frente al colapso. Sólo desde ahí podremos hacer cultura y establecer un diálogo rural-urbano.